RONCESVALLES – ORREAGA – Historia, arte y excursiones

Nos situamos a casi mil metros de altura, en las inmediaciones de uno de los rincones más sugestivos de todo el Pirineo. En la cabecera del valle de Orreaga y abrigada por los bosques de los fríos vientos del norte que atraviesan la cordillera, nos recibe la colegiata de Roncesvalles. El paso del hombre y el devenir de la historia han ido cincelando su huella indeleble sobre los muros de este magnífico conjunto histórico-monumental que comenzó a cuajarse en la primera mitad del siglo XII, y que, a pesar de las vicisitudes por las que ha pasado a lo largo de los tiempos, ha conseguido perdurar hasta nuestros días.

Pero la biografía de estas tierras de paso empezó a escribirse miles de años atrás, cuando los primeros pastores del Pirineo comenzaron a subir sus ganados para que medraran durante el verano aprovechando los nutritivos pastos de altura. Así arrancaba una historia de humanos y de montañas, de civilizaciones que encontraron en estas imponentes lomadas el lugar idóneo para vencer a la infranqueable cordillera. (Irakurri +)

Parque Natural de Gorbeia: Guía completa y excursiones

Araba y Bizkaia reúnen sus territorios en un abrazo de naturaleza exultante, donde se hace protagonista indiscutible una de las cumbres más emblemáticas de la montaña vasca. Resguardado al amparo de las alturas, perdura un reino natural modelado por la mano lenta y afanosa de la vida, por las fuerzas incontrolables de la geología  y por la destrezas del ser humano, quien ha adaptado el medio a sus propias necesidades de supervivencia, dejando grabada su impronta en el paisaje. Cautivados por el hechizo incontenible de las montañas, nos calzamos las botas dispuestos a explorar hasta el último rincón de este espacio natural de 20.000 hectáreas, protegido desde el año 1994 bajo la figura de Parque Natural.

Nos elevamos desde el fondo de los valles que rodean el macizo. Atravesamos pequeños pueblos y aldeas primorosas, donde se mantiene un extraordinario patrimonio cultural ligado al uso sostenible de la naturaleza. Remontamos húmidos barrancos, recorridos por ríos y arroyos vírgenes que se camuflan bajo la espesura de las alisedas. Son el paraíso de pequeños anfibios como la rana bermeja, el sapo partero, el tritón jaspeado y la salamandra. La lavandera boyera y el mirlo acuático revolotean sobre el cauce en busca de alimento. Al abrigo del bosque crecen frondosos robledales, y en las alturas reina la grata umbría del hayedo. Al notar nuestra presencia, el arrendajo emite la señal de alarma para avisar a los habitantes del bosque. El petirrojo, animado por su enorme curiosidad, hace oídos sordos y se acerca a saludarnos. En los lugares más insospechados van saliendo a nuestro encuentro las huellas dejadas por el pasado en forma de antiguas neveras, hornos de cal, plataformas de carboneros, grandes tejeras y enormes ericeras, esos cercos de piedra donde antaño se conservaban las castañas para protegerlas del apetito insaciable de las alimañas. (Irakurri +)